Lo que implica crear un proyecto social

Por Juan Pablo Romero Fuentes.

La improvisación es la demostración del ser
naturalmente creativo, sensible y audaz.
Es la manifestación de la chispa misma de la vida
apropiándose del tiempo, espacio y energía.
Improvisar es vivir
.

“El Patojismo” Fachada del CDO.

Antes de poner en marcha cualquier iniciativa social, investigar y conocer sobre los contextos y las áreas geográficas en donde queremos incidir, es primordial. Esto nos facilitará a tomar decisiones en cuanto a la ejecución y desarrollo de los proyectos. Para transformar algo, hay que tener algún grado de comprensión y entendimiento previo. La inversión del tiempo, energía y el esfuerzo son determinantes para el arranque.

Desde El Patojismo planteamos estos aspectos para entender a qué nos estamos metiendo.

1. Como equipo, es vital la mediación y el fortalecimiento del proceso de convivencia, reconociendo que desde la diversidad e inclusión, es como avanzamos.

2. A dialogar, a escuchar e involucrarnos con las personas, con las familias, con las juventudes e infancias.

3. Capacidad de responder creativamente, improvisar y resolver… y sobre todo, avanzar con efectividad asegurando el bien com´ún.

Con el tiempo, los procesos se modifican, y depende de la pasión y profesionalismo de las personas que los dirigen para que puedan tener cada vez más ritmo, ser más sensibles, más creativos y sobre todo, humanos, siempre humanos.

Primero abordamos la parte de salud mental y emocional, luego nos ponemos técnicos.

Las partes técnicas que antes parecían lejanas, tarde o temprano se van volviendo imprescindibles y constantes.

Uno de los retos más grandes en estos tiempos de tecnología y sistematización es: evitar la robotización y la pérdida del sentido común, hacer lo posible para conservar todavía la capacidad y los talentos humanos. Los que tienen sentimientos, historias y vida. Para muchas personas la idea de “hacer algo para la gente” suena como si fuera algo “sencillo y bonito”.

Existe un factor difícil de entender para que lo que queremos hacer sea real y permanezca en un plazo decente de tiempo: conseguir los recursos económicos, aprender sobre gestión financiera y recursos materiales. Esta parte no es “tan bonita” pero es una de las más importantes para que todo lo demás suceda. No es posible quedarnos mucho tiempo en ideas románticas, mientras más pegados a la realidad estemos, mejor. Mientras más cuidado tengamos con qué tipo de personas construir procesos, también. Esto no es para cualquier persona.

El financimiento, fortalece y permite que las acciones vayan surgiendo, que la mayoría de iniciativas puedan implementarse de manera completa, sólida y efectiva. Nos ayuda a ayudar, a pagar, a tener bajo control los gastos necesarios a nivel material y humano. Nos respalda y nos involucra en el proceso de la economía nacional como gestores, productores, generadores y consumidores. Todas las vías. Nos convertimos en emprendedores e impulsadores. No es una actividad para considerarla como hobbie, mientras el Estado falle y no cumpla, hay que hacerlo nosotros y de manera seria, legal y valiente.

Cuando las iniciativas funcionan, todo cambia: el formato evoluciona de «proyecto comunitario» a «empresa social». Aquí es precisamente donde se juega todo, donde hay que poner todas las cartas sobre la mesa. No hay cabida para muchos errores y menos para la ambición, la soberbia y la codependencia.

Los recursos económicos sirven para el mantenimiento operacional, pero debemos evitar que sean la “esencia” de los proyectos que nacen del amor por la otra persona. Es clave poder separar y comprender la importancia de todos los factores que permiten y que confluyen precisamente, en ese epicentro, en la médula. El dinero es una herramienta que facilita, pero es la pasión, nuestra vocación y los principios los que nos hacen constantes y perseverantes en nuestros quehaceres.

Existen personas que encuentran formas de sacar provecho de donaciones y ayudas (he conocido y hasta les hemos dado trabajo) Con ello, lo que logran es destruir la esencia del servicio, aprovechándose de la bondad y solidaridad de personas afines y comprometidas a las causas, utilizando las realidades ajenas para propósitos personales. Pretender tener una vida llena de comodidades y salarios muy elevados mientras trabajas en proyectos de carácter humanitario, no tiene mucho sentido y, hasta cierto punto, puede ser desmotivante. Debemos aprender a trabajar con amor y aceptar los retos que esta profesión implica, llevar una vida decente, con lo justo, respetando las condiciones en las que se encuentran las familias a quienes se les acompaña. Cuidarnos entre todos y todas. Es cuestión de vocación, sentido común y decisiones; pero, sobre todo, de coherencia. Para estos procesos, las personas que dominan varias habilidades y talentos, generalmente encontramos otras formas de generar ingresos. Siempre hay otras vías para encontrar más entradas económicas (emprendimientos incluso dentro de los mismos proyectos) cuestión de chispa, esfuerzo y disposición. De moverse.

Para fines del financiamiento, tenemos que demostrar que la necesidad de adquirir recursos supone una sola y clara finalidad: que los proyectos arranquen, se desarrollen y funcionen. Demostrar que cada centavo está invertido en lo planificado, presupuestado y desarrollado. Esto avala la confianza del donante o del inversionista. Eso facilita. Eso permite. Tener el apoyo y asesoría legal es prioridad. El establecer los procesos legales, contar con personaduría jurídica y juntas directivas probablemente es lo más dificil de conseguir, pero es imperante hacerlo. También es recomendable llevar las finanzas desde oficinas contables ajenas al proyecto. Ambas dinámicas le dan seriedad, legalidad y profesionalismo a la iniciativa.

Una vez el componente económico sea comprendido a nivel general, es obligatorio el compromiso del equipo. Un equipo que tenga alto sentido de servicio y que, desde el respeto y la dignidad, también puedan recibir a cambio de sus servicios, pagos y salarios de acuerdo con la ley y que respondan a la filosofía institucional.

Un equipo o equipos que cocreen los espacios en lugares de confianza, seguridad, inclusión y oportunidades, donde las convicciones sean legítimamente basadas en las personas, no solo en beneficios económicos personales. Ayudar para ayudarnos es la clave. Convivir, apoyar, correspondernos. Hacer comunidad. Construir desde nuestras posiblidades y capacidades el sentido de Comunidad.

Cuando todo eso empieza a germinar, podemos decir que nos estamos convirtiendo en una «institución educativa» más que en una mera «empresa social», como se dijo antes. Al ir evolucionando colectivamente, al ir avanzando e ir aprendiendo de las etapas con las que se crece, también se producen procesos de identificación, según la naturaleza y el desarrollo de los proyectos. En el caso de “El Patojismo” las siguientes fases han sido determinantes para llegar hasta donde estamos hoy:

Fase 1: Primeras ayudas, acciones básicas y determinación.
Iniciar proyectos sociales sin apoyo financiero de ningún tipo, menos estatal, obliga, de alguna manera, a buscar pequeños aportes, donaciones y ayudas para asegurar que las actividades iniciales puedan llevarse a cabo. En esta fase no fue tan necesario tener equipos grandes de trabajo e implementar muchos proyectos, porque la prioridad no era el pago de salarios o la compra de recursos a gran escala, sino la creación desde lo sencillo, práctico y dócil de actividades de bajo perfil para encontrar el camino y la ruta de lo que se desea llevar a cabo a gran escala. Esta es una fase de  experimentación, de prueba y muchísimos errores, por lo tanto, implica compromiso, vocación y mayor resistencia. Etapa donde los principios éticos se funden para siempre y donde las decisiones para nuevos estilos de vida alejada de las grandes remuneraciones económicas ocurren. Desde este nivel es crucial identificar con quienes se puede caminar, confiar y construir. En resumen, es la fase de la determinación. Cabe decir aquí que, mientras estos procesos estén más distanciados de creencias religiosas, movimientos de pensamiento radicalizados e ideologías políticasmás liberador y esperanzador será el crecimiento.

Año 2006, sobre el techo de la casa de mi familia cortando naranjas para la refacción de la patojada.


Fase 2: Búsqueda de fondos y conformación de equipos.
Una vez se haya cumplido con actividades o acciones básicas que surgen de las necesidades de las personas, por ejemplo: acceso a alimentación, salud, reforzamiento educativo, deportes, artes, recreación y formación social, es necesario avanzar y dar otro paso en firme. La generación de equipos de trabajo, colaboradores y profesionales pasa a ser parte de las prioridades y, con esto, la búsqueda de más fondos, ya no solo como donativos puntuales o esporádicos sino, poco a poco, bajo la dinámica de la inversión social de entidades o individuos que se identifiquen con los fines y las causas del proyecto. En nuestro caso, el trabajo y objetivos siempre han estado centrados en dignificar a las personas y brindar oportunidades para su desarrollo humano e integral, nuestros socios también comparten estos objetivos. La búsqueda de personal, siempre es constante y delicada.

Fase 3: Inversión y autogestión.
Esta es la fusión entre proyecto, comunidad y socios. El crecimiento es inevitable en todo sentido, si los proyectos se mantienen en los mismos procesos, dinámicas y con los mismos resultados, es recomendable evaluar si se está haciendo un buen trabajo a nivel general y si se cumplen con las demandas de los beneficiarios. Ante la ausencia de los fondos públicos, la presencia de donantes, inversionistas y comunidad en general, es de suma importancia. Las donaciones son necesarias para el mantenimiento de proyectos educativos de carácter gratuito (en nuestro caso); es decir, proyectos que aseguran inmediatamente el cumplimiento de los derechos humanos básicos (salud, nutrición, educación, recreación) y las inversiones sirven cuando se pueden implementar proyectos de emprendimiento buscando la generación de fondos a través de servicios o productos propios (autogestión y recaudación).

Las inversiones en nuestros proyectos por ejemplo, sirven para iniciativas que ayuden a reducir la problemática económica, histórica y social del país; es decir, que aporten soluciones. En nuestro caso, nuestros aportes institucionales a largo plazo evitan y previenen la migración forzada y violencia familiar en nuestro municipio, por lo tanto en el país. Mejoran la calidad de vida, generan oportunidades para las primeras experiencias laborales para las juventudes, facilitan de estilos de vida saludables, fomentan la igualdad, aseguran la modernidad y construyen la libertad.

Las donaciones e inversiones bien utilizadas permiten el crecimiento y la búsqueda de autogestión y recuperación eventual de fondos (fase larga, desgastante y retadora). Nuevos fondos, más economías, más oportunidades para todos y todas. Esta dinámica puede que motive y satisfaga a los socios donantes e inversionistas (depende de cada institución y sus objetivos), así como a las familias que colaboran de acuerdo con sus posibilidades a que los proyectos continúen.

Fase 4: Crecimiento, constancia y emprendimiento.
Personalmente, considero que cuando las organizaciones sociales experimentan las fases anteriores, demuestran que su gestión es saludable, eficiente y con miras a permanecer a largo plazo. Son confiables y atractivas no solo en términos de apoyo, sino también de respaldo de las personas que resultan beneficiadas. Cada año que pasa, el objetivo es mantenerse, no ser los mejores o los peores, porque no se trata de competir sino de brindar la oferta de servicios de manera digna y responsable. No querer abarcar más allá de lo sensato ni hacer más de lo que es posible a nivel financiero, permite que los proyectos funcionen sin arriesgar más de lo necesario. Ni tiempo, ni dinero, ni energía. La expansión y constancia de las inversiones no es una cuestión de suerte, sino de resultados que nacen del trabajo y del esfuerzo de los equipos. Nadie invertiría nada en algo que no funciona o genera resultados. Cada vez es menor la inversión si las propuestas son politizadas, mediocres y si su dinámica está basada en la caridad tóxica.

Cuando hay constancia y hechos más que palabras, el panorama deja de ser adverso. Si los proyectos sociales buscan la expansión, la modernidad y el emprendimiento es porque se han respetado los principios en relación con priorizar recursos y desarrollar planificaciones óptimas. Entonces, ya se puede sentir que se hace comunidad y avances. Seguir preparando opciones para la búsqueda de nuevas inversiones, donaciones, aportes, colaboraciones… será una tarea interminable una vez no se cuente con fondos del Estado. Así, pues, la tarea de los proyectos, empresas sociales o instituciones educativas, es innovar y persistir en la búsqueda de fondos para la continuidad de los mismos. Toca, es así.

¿Imaginemos que el Estado financiara los gastos operacionales y la contratación de los maestros y maestras de educación de nuestros proyectos?

Actualmente, el Patojismo, con sus equipos intergeneracionales, diversos y en constante formación, fomenta la búsqueda de la creatividad y la innovación para incrementar el interés en potenciales inversiones o colaboraciones. No solo priorizamos el carácter educativo sino que queremos que desde la educación basada en proyectos, aprendamos a emprender, a generar y a activar economías locales.

Diseñando los ambientes, áreas de trabajo, arte y funcionalidad del proyecto más reciente, CDO en el 2022.

Llegar a este punto, donde se fusionan todos los procesos creativos, académicos, sociales y colectivos con dinámicas de comercio, economía y negocio, es lo que me atrevo a definir como la fase final, en la que se le entrega a la sociedad personas preparadas dignamente para coexistir y desarrollarse con plenitud a partir de sus propias decisiones.

La historia de una idea que empezó en el garage de una casa familiar hace 18 años, se ha transformado ahora en una institución integral que ha construído, equipado y puesto al servicio de Guatemala dos escuelas “El Semillero” y el “Centro de Oportunidades” .

Este texto, ojalá pueda ayudar a más personas que sueñan con emprender sus proyectos y escribir sus historias. Escribí esto con el objetivo de compartir brevemente, parte de la experiencia en cuanto a la construcción del proyecto. Espero puedan ser de utilidad. Mientras tanto, seguimos preparando las condiciones para nuestros nuevos proyectos: Cafetería, Restaurante y Centro Cultural.

El Semillero, Primer proyecto construido 2014 para pre y primaria “Callejón Los Patojos, Jocotenango”
Segundo Proyecto construido 2022 para las juventudes “Centro De Oportunidades” vista de ambientes internos.